miércoles, 18 de julio de 2012

CAPÍTULO 34


CAPÍTULO 34: Encerrada en la escuela de magia
El sonido de mi móvil me sacó de mi hilo de pensamientos. Dejé la ropa sobre la cama y me dirigí hacia la mesita de noche. En un principio no quería guardar la ropa en el armario, dado que eso daba a entender que me establecía allí. Sin embargo, por resignación, acabé haciéndolo; necesitaba ocupar mi mente en algo.
-¿Sí? –pregunté al descolgar.
-Hola –habló Eric desde el otro lado del teléfono-. ¿Cómo estás?
-Aburrida, llevo un día aquí y se me ha hecho eterno. Además, mis padres y mi abuela se han ido, y Phoebe está con Simon. Así que estoy completamente sola. ¿Y tú? ¿Qué tal las fiestas?
-Bien, anoche salí con el equipo.
-Me gustaría estar allí –dije al tiempo que me tumbaba en la cama-. Yo creo que con tanta gente la Inquisición no atacaría, pero ellos no piensan lo mismo.
-¿Entonces estás encerrada?
-Más o menos. Aunque podría ir a tu casa.
-¿Sería seguro?
-No me pueden ver por la calle, pero si me teletransporto directamente hasta allí. ¿Estás solo?
-Sí, mis padres se han ido con Katie a la feria.
-¿Entonces puedo ir?
-¿De verdad tienes que preguntarlo?
Me incorporé y aparecí en su habitación.
-¿Eric? –lo llamé.
Este se asomó por la puerta.
-Vaya –exclamó-. Qué rapidez.
Sonreí y caminé hacia él para besarle.
Estuve buena parte de la mañana en su casa, dado que sus padres no volverían hasta la tarde.
-Bueno, será mejor que me vaya ya, las clase empezarán dentro de poco.
-¿Nos vemos mañana?
-Lo intentaré.
Hizo una mueca. Me acerqué a él para darle un beso antes de teletransportarme.
Cuando aparecí frente a la escuela ya había algunos alumnos en la entrada. Subí a mi habitación para coger el grimorio y cuando abrí la puerta mis padres me esperaban sentados en la cama. Mi padre me miraba con un semblante serio, por el contrario mi madre me observaba con desaprobación.
-¿Dónde estabas? –quiso saber él.
-En casa de Eric…
-Hemos venido aquí para que estés a salvo; no puedes ir yendo y viniendo.
-Solo he ido a casa de Eric –repetí-. He estado allí todo el rato, no he salido.
-Acuérdate la próxima vez de llevarte el móvil, por favor –habló mi madre, sin darle importancia al asunto-. Y consúltanos adónde vas.
-De acuerdo, lo haré. Lo siento. ¿Habéis ido a hablar con Neliel? –pregunté cambiando de tema.
-Sí, nos ha dicho qué es lo que tiene pensado. Ha estado investigando sobre ellos… –unos golpes en la puerta la interrumpieron. Nos volvimos para ver a mis tres amigos, siempre juntos, en la entrada.
-Hola –saludó Mayara-. ¿Interrumpimos algo?
-No pasa nada –dijo mi madre-. Seguiremos hablando luego.
-Vale –cedí.
Cogí mi grimorio y bajé junto a ellos.
-Nunca había estado por estos pasillos –musitó Neile-. Pero son idénticos a los de abajo.
-¿Cómo estás? –preguntó Ayerai, que envolvía a Neile con el brazo-. ¿Qué tal el vivir aquí?
-Es bastante aburrido.
-¿Y has hablado con Neliel? –dijo Mayara-. Quiero decir, ¿ya sabe lo que va a hacer?
-Mis padres han ido a hablar con ella antes, pero todavía no sé qué vamos a hacer.
-Y cuando esto está vacío debe dar algo de miedo, ¿no? –habló Neile, que seguía inmersa en sus pensamientos.
Me reí.
-La verdad es que sí, sobre todo cuando están los pasillos oscuros.
Llegamos hasta la clase de Pociones. Ayerai y yo nos sentamos en segunda fila, mientras que las dos hermanas se alejaron hasta la última. En ese momento O’Brian entró por la puerta.
-Buenas tardes –saludó-. Hoy tendremos una clase un poco distinta. Quiero que busquen información sobre distintas pociones para atacar, para poder uno defenderse.
-¿Y no sería mejor en ese caso lanzar un hechizo? –inquirió Dania.
-Sí, podría ser mejor –afirmó la profesora-. Pero si no tiene fuerza suficiente para ello una poción de este tipo le sería realmente útil.
Asintió ligeramente.
-¿Y también tendremos que preparar la poción? –preguntó ahora su compañero, Doman.
-Sí –toda la clase resoplamos, no tendríamos suficiente tiempo-. Pero tendran dos horas para ello.
-¿Dos horas? –dijo Mayara-. ¿Y qué hay de la siguiente clase?
-¿Alguien puede responderle esa pregunta a la señorita Desmon? –al ver que nadie decía nada prosiguió-. ¿Nadie se ha dignado a leer la circular que os enviaron?
Ninguno habló, excepto Naridia, que se encontrada en primera fila. Una de las alumnas más aplicadas, aunque en la práctica las cosas no le salieran tan bien. Justo al contrario que Ayerai y las dos hermanas.
-¿Puede informar a sus compañeros de lo que decía la circular?
-Que las clases de Pociones y Hechizos aumentarán a una hora más hasta nueva orden –recitó.
-Pues ahí tiene la respuesta –dijo dirigiéndose a Mayara-. Así pues, empiecen cuanto antes. Pueden ir a la biblioteca a consultar libros.
Todos nos levantamos y nos encaminamos hacia una de las estancias más grandes de la escuela. Era una enorme sala de techos altos, repleta de estanterías situadas ordenadamente a lo largo y ancho de la biblioteca. Y en la parte superior se encontraban las mesas de estudio. Ayerai y yo estuvimos mirando en busca de alguna poción que nos llamase la atención.
-¿Qué te parece esto? Poción fatal –murmuró después de estar un buen rato buscando-. Suena bien, ¿no?
-Sí, ¿es fácil de hacer?
Me senté junto a él y me incliné sobre el libro para mirar los ingredientes que necesitaríamos. Sin embargo, no ponía nada sobre ellos, tan solo te decía cómo usarlo. Indicaba que había que enfrascar el líquido de la poción, y en el momento que se lanzase contra alguien explotaría ligeramente, dejando ver un humo blanco que mataría al oponente en tan solo unos segundos.
-No sale nada –dijo él-. Únicamente su uso, precauciones y algo de Captile.
Sin saber por qué ese nombre me era vagamente familiar. Captile, repetí. Lo había visto escrito antes.
-Claro –dije para mí misma-. Pontionem Captile.
-¿Qué? –preguntó confuso.
- Pontionem Captile –repetí-. Poción fatal. En mi baúl hay unas instrucciones de cómo hacer la poción.
-Genial, entonces nos quedamos con esta. ¿Tienes el baúl arriba?
-No, está en mi casa –hice una mueca-. Tal vez O’Brian nos deje ir.
-¿Tú crees? –inquirió levantando una ceja.
-No perdemos nada por preguntárselo. Vamos.
Ambos nos levantamos y nos despedimos de Neile y Mayara, bajo la imponente mirada de la bibliotecaria, que no dejaba que nadie hablase en su biblioteca. Mientras caminábamos por el pasillo nos encontramos con la profesora O’Brian. Nos intercambiamos una mirada al verla a lo lejos.
-Pídeselo tú, te tiene menos manía –murmuró.
-Está bien –acepté.
Nos fuimos acercando hasta estar a su altura.
-Profesora O’Brian –empecé, con mi voz más angelical-. Nos preguntábamos si podíamos ir a mi casa para conseguir más información sobre la poción que hemos elegido. En mi baúl…
-Está bien, pueden ir –aprobó sin más.
Nos volvimos a intercambiar otra mirada, esta vez de sorpresa, no solía ser tan permisible.
-Gracias –dije con cierto tono de incredulidad.
-Vaya, ha cedido rápido –comentó Ayerai mientras nos dirigíamos a la salida.
-Sorprendentemente rápido –coincidí.
-Con la voz que has puesto parecías hasta buena.
Le di un codazo en el costado.
-Soy buena.
Hizo una mueca en forma de burla.
-Lo que pasa es que sois una mala influencia para mí –bromeé.
Se rió.
Salimos al jardín trasero y cogí a Ayerai de la mano para teletransportarlo hasta mi casa.
Ambos aparecimos en mi habitación. Me senté en la ventana, junto al baúl y lo abrí. Todo estaba desordenado.
-Me parece que tendremos que buscar un poco.
Cogió un taco de hojas y se sentó en la cama, revisándolos todos.
Sin darnos cuenta había pasado una hora mientras rebuscábamos entre los papeles.
-Lo tengo –anunció Ayerai-. Aquí está, Pontionem Captile.
-¿Cómo te ha costado tanto encontrarlo? No tienes tantos papeles.
-Me he entretenido leyendo otras cosas, aquí tienes muchísima información sobre la magia.
-Bueno, vámonos. Espero que nos dé tiempo a hacerlo –dije antes de desaparecer.
Solté un grito ahogado cuando aparecimos en el patio trasero de Itziar. Una de las grandes puertas estaba partida, las ventanas estaban rotas, y parte de la estructura estaba agrietada. Noté cómo se me erizaba el vello de la nuca.
-¿Qué demonios ha pasado? –susurró Ayerai.

3 comentarios:

  1. Nooo!!! Me has dejado cortada!!! Sigue sigue!!
    Un beso!

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  2. Madre mía, menudo escalofrío que he sentido. ¿Qué habrá pasado? Ahora mismo sigo leyendo, tu historia me tiene enganchadísima :)
    Escribes genial, sigue así y llegarás muy lejos. Un beso ^^

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    1. Muchaas gracias por tus comentarioos! Siento no haber respondido antes pero estaba de viaje y no tenía internet.
      Y me alegro mucho de que la historia te guste tanto

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