CAPÍTULO 30: El coche negro
Una vez lista cogí mi
bolso, conecté mi iPod y salí calle abajo. A medida que me fui acercando a la
cafetería vi a lo lejos el coche negro. Continué andando como si nada y entré
en el Cheers. Me acerqué a la barra y
me senté en uno de los taburetes. Pocos minutos después Eric se acercó.
-Hola –se inclinó sobre
la barra pasa besarme-. ¿Qué haces aquí? Pensaba pasar por tu casa.
-Ya lo sé, pero me
apetecía salir.
Miré de reojo al coche
negro.
-¿Qué pasa? –se percató
del cambio de mi rostro.
-El coche negro está
ahí –susurré señalando con la mirada-. Estaba antes de que yo llegara, puede
que te estuviera vigilando a ti. Te vio conmigo en el coche y…
-¿Crees que la persona
que conduce ese coche puede estar aquí dentro? –dijo con voz tensa.
Tragué saliva y el
corazón se me aceleró ligeramente.
-Espero que no.
Volví la mirada hacia
él que observaba a la gente que se encontraba en el bar. Le cogí de la mano.
-Eh, no pasa nada –le
intenté tranquilizar.
Me miró y me acarició
la mejilla.
-Que alguien que
intenta matarte pueda estar en la cafetería no me tranquiliza mucho, la verdad.
-Si no estoy sola no
harán nada.
-Está bien –dijo sin
mucho convencimiento.
-¡Eric! –su jefe lo
llamó-. A trabajar, por favor.
-Ya voy –miró el reloj
de pared que había detrás de él y se giró hacia mí-. Salgo en diez minutos.
-De acuerdo.
Esperé tomando algo a
que Eric acabara su turno. En cuanto lo hizo ambos salimos de la cafetería y
dimos una vuelta por el pueblo.
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