CAPÍTULO
11: Fin de semana
Noté como Eric pasaba los brazos
alrededor de mi cintura, y me dio un beso en el cuello.
-¿Te apetece ir a dar una vuelta?
–susurró.
Antes de que pudiera contestar un flash
me cegó por un segundo. Me volví hacia Amber, que llevaba toda la tarde
haciendo fotos.
-Amber –le recriminé.
-Un fotógrafo no pide permiso para hacer
la foto –se excusó-. Ve el momento y dispara para inmortalizarlo. Además,
habéis salido bien.
Suspiré y me giré hacia Eric.
-Vamos a dar una vuelta -informé a mis
amigas.
-Vale, luego nos vemos.
Mientras caminábamos Eric me acarició la
mano y entrelazó sus dedos con los míos. Le cogí fuerte y me acerqué más a él. Paramos
frente a uno de los puestos donde vendían comida mexicana para comprarnos algo
para cenar, y nos sentamos cerca del bosquecillo que se extendía a un par de
metros de donde se encontraba la gente, pero desde donde se oía perfectamente
la música.
-Déjame probarlo.
-Pica un poco –me avisó mientras me
tendía el burrito.
Le di un bocado, y poco a poco fui
notando aquel picor del que Eric me había avisado, son embargo fue
intensificándose hasta ser casi inaguantable. Cogí rápidamente la Fanta que tenía a mi lado y le pegué un gran
trago.
-Te dije que picaba –dijo aguantando una
risa. Seguramente por la expresión que ponía.
-Pero dijiste un poco –volví a pegar
otro trago y le di un empujón cuando soltó la risotada-. No que me iba a arder
la boca
-Lo siento, a mí no me pica tanto.
Cuando acabamos de comer apoyé la cabeza
contra su hombro y entrelacé mis dedos con los suyos.
-¿Te apetece quedar mañana? Podríamos ir
a tomar algo.
-Me parece bien.
Oí mi móvil sonar dentro del bolso y me
incorporé para cogerlo, era Amber.
-Dime –dije al descolgar.
-¿Vienes ya? –preguntó.
Miré el reloj de la muñeca, eran las
cuatro.
-Claro, ya vamos para allá.
Me levanté y agarré a Eric de la mano
para que se incorporara. Nos dirigimos a encontrarnos con el resto del grupo.
Al día siguiente Eric me llevó hasta un
pequeño bar que se encontraba cerca del centro. Estaba decorado de una forma
muy bohemia: había mesas y sillas repartidas por toda la sala y al fondo de
esta, a la derecha de la gran barra, se encontraba un pequeño escenario donde
un grupo tocaba soul. Nos sentamos en
una mesa junto a la esquina.
-Es precioso este bar –opiné-. ¿Ya lo
conocías?
-Sí, he venido con Liam y Byron varias
veces.
Volví ligeramente la cabeza para ver
acercarse a la camarera.
-¿Qué vais a tomar? –preguntó una vez
hubo llegado hasta nosotros.
-Tomaré una limonada.
-Yo una Coca-Cola.
Ambos nos quedamos en silencio,
escuchando la música de fondo.
-¿Y qué piensas hacer el año que viene?
–pregunté sacando algún tema cuando la camarera nos hubo traído las bebidas.
-Quiero conseguir una beca de baloncesto
para alguna universidad. La verdad es que tengo varias en mente, pero me
encantaría ir a la universidad de Carolina del Norte.
-¿Entonces quieres dedicarte al
baloncesto profesionalmente?
-Sí –se quedó pensando y luego sonrió-.
Mi sueño sería jugar en los Lakers algún día. Pero no es fácil entrar con una
beca en una universidad, hay que ser muy bueno.
-Yo creo que puedes conseguirlo, te he
visto jugar y eres muy bueno.
Me sonrió ampliamente.
-¿Y tú qué quieres hacer?
-Estudiaré periodismo, supongo que en la
universidad de Bridgeport.
-Tú sí que lo tienes claro.
-Bueno, pero no tengo un plan B. No sé
qué haré si no me aceptan en periodismo. Puede que hiciera algo relacionado.
–Mi madre siempre me está diciendo que
tengo que tener algo en mente además del baloncesto, pero tampoco he pensado en
ninguna otra cosa.
Después de estar hablando durante un
buen rato fuimos a dar una vuelta, hasta que llegamos al piso de Alison. Nos
paramos frente a la puerta.
–Nos vemos el lunes.
Me despedí con un beso.
-Adiós.
Lo vi alejarse calle abajo y me volví
para llamar a la puerta.
-¿Qué tal ha ido la cita? –preguntó
Alison cuando hube entrado por la puerta.
Ella estaba sentada en uno de los sofás
frente a la televisión, junto a Natasha y Janice. Amber se sentaba en el otro
sofá con el ordenador portátil sobre ella, me acomodé a su lado.
–Pero si ya estás saliendo con alguien,
¿se puede llamar una cita? –inquirió Natasha.
–No lo había pensado.
–Yo creo que sí –intervino Janice-.
Bueno, ¿pero qué tal?
-Bien, hemos ido a un bar y a dar una
vuelta.
Me acerqué más a Amber para ver las
fotos que había hecho en el festival, en la mayoría de ellas salíamos haciendo
el tonto o emocionadas cantando alguna canción. Fue pasando las fotos, hasta parar
en una que salíamos Eric y yo: él me rodeaba la cintura, con mis brazos sobre
los suyos, y tenía la cabeza apoyada en mi hombro.
-Me
gusta mucho la foto –musité.
-Soy buena fotógrafa –dijo con una
sonrisa.
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