lunes, 25 de junio de 2012

CAPÍTULO 11


CAPÍTULO 11: Fin de semana
Noté como Eric pasaba los brazos alrededor de mi cintura, y me dio un beso en el cuello.
-¿Te apetece ir a dar una vuelta? –susurró.
Antes de que pudiera contestar un flash me cegó por un segundo. Me volví hacia Amber, que llevaba toda la tarde haciendo fotos.
-Amber –le recriminé.
-Un fotógrafo no pide permiso para hacer la foto –se excusó-. Ve el momento y dispara para inmortalizarlo. Además, habéis salido bien.
Suspiré y me giré hacia Eric.
-Vamos a dar una vuelta -informé a mis amigas.
-Vale, luego nos vemos.
Mientras caminábamos Eric me acarició la mano y entrelazó sus dedos con los míos. Le cogí fuerte y me acerqué más a él. Paramos frente a uno de los puestos donde vendían comida mexicana para comprarnos algo para cenar, y nos sentamos cerca del bosquecillo que se extendía a un par de metros de donde se encontraba la gente, pero desde donde se oía perfectamente la música.
-Déjame probarlo.
-Pica un poco –me avisó mientras me tendía el burrito.
Le di un bocado, y poco a poco fui notando aquel picor del que Eric me había avisado, son embargo fue intensificándose hasta ser casi inaguantable. Cogí rápidamente la Fanta que tenía a mi lado y le pegué un gran trago.
-Te dije que picaba –dijo aguantando una risa. Seguramente por la expresión que ponía.
-Pero dijiste un poco –volví a pegar otro trago y le di un empujón cuando soltó la risotada-. No que me iba a arder la boca
-Lo siento, a mí no me pica tanto.
Cuando acabamos de comer apoyé la cabeza contra su hombro y entrelacé mis dedos con los suyos.
-¿Te apetece quedar mañana? Podríamos ir a tomar algo.
-Me parece bien.
Oí mi móvil sonar dentro del bolso y me incorporé para cogerlo, era Amber.
-Dime –dije al descolgar.
-¿Vienes ya? –preguntó.
Miré el reloj de la muñeca, eran las cuatro.
-Claro, ya vamos para allá.
Me levanté y agarré a Eric de la mano para que se incorporara. Nos dirigimos a encontrarnos con el resto del grupo.

Al día siguiente Eric me llevó hasta un pequeño bar que se encontraba cerca del centro. Estaba decorado de una forma muy bohemia: había mesas y sillas repartidas por toda la sala y al fondo de esta, a la derecha de la gran barra, se encontraba un pequeño escenario donde un grupo tocaba soul. Nos sentamos en una mesa junto a la esquina.
-Es precioso este bar –opiné-. ¿Ya lo conocías?
-Sí, he venido con Liam y Byron varias veces.
Volví ligeramente la cabeza para ver acercarse a la camarera.
-¿Qué vais a tomar? –preguntó una vez hubo llegado hasta nosotros.
-Tomaré una limonada.
-Yo una Coca-Cola.
Ambos nos quedamos en silencio, escuchando la música de fondo.
-¿Y qué piensas hacer el año que viene? –pregunté sacando algún tema cuando la camarera nos hubo traído las bebidas.
-Quiero conseguir una beca de baloncesto para alguna universidad. La verdad es que tengo varias en mente, pero me encantaría ir a la universidad de Carolina del Norte.
-¿Entonces quieres dedicarte al baloncesto profesionalmente?
-Sí –se quedó pensando y luego sonrió-. Mi sueño sería jugar en los Lakers algún día. Pero no es fácil entrar con una beca en una universidad, hay que ser muy bueno.
-Yo creo que puedes conseguirlo, te he visto jugar y eres muy bueno.
Me sonrió ampliamente.
-¿Y tú qué quieres hacer?
-Estudiaré periodismo, supongo que en la universidad de Bridgeport.
-Tú sí que lo tienes claro.
-Bueno, pero no tengo un plan B. No sé qué haré si no me aceptan en periodismo. Puede que hiciera algo relacionado.
–Mi madre siempre me está diciendo que tengo que tener algo en mente además del baloncesto, pero tampoco he pensado en ninguna otra cosa.
Después de estar hablando durante un buen rato fuimos a dar una vuelta, hasta que llegamos al piso de Alison. Nos paramos frente a la puerta.
–Nos vemos el lunes.
Me despedí con un beso.
-Adiós.
Lo vi alejarse calle abajo y me volví para llamar a la puerta.
-¿Qué tal ha ido la cita? –preguntó Alison cuando hube entrado por la puerta.
Ella estaba sentada en uno de los sofás frente a la televisión, junto a Natasha y Janice. Amber se sentaba en el otro sofá con el ordenador portátil sobre ella, me acomodé a su lado.
–Pero si ya estás saliendo con alguien, ¿se puede llamar una cita? –inquirió Natasha.
–No lo había pensado.
–Yo creo que sí –intervino Janice-. Bueno, ¿pero qué tal?
-Bien, hemos ido a un bar y a dar una vuelta.
Me acerqué más a Amber para ver las fotos que había hecho en el festival, en la mayoría de ellas salíamos haciendo el tonto o emocionadas cantando alguna canción. Fue pasando las fotos, hasta parar en una que salíamos Eric y yo: él me rodeaba la cintura, con mis brazos sobre los suyos, y tenía la cabeza apoyada en mi hombro.
 -Me gusta mucho la foto –musité.
-Soy buena fotógrafa –dijo con una sonrisa. 

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