jueves, 10 de mayo de 2012

CAPÍTULO 2


CAPÍTULO 2: Nuevo pueblo
–Samira –oí la voz de mi madre, que me mecía suavemente-. Cariño, despierta.
Abrí los ojos lentamente y me froté la cara.
-¿Ya hemos llegado? –pregunté adormilada mientras me desperezaba.
-Sí –contestó la voz de mi hermana-. Así que levanta y ayuda con las cosas.
Suspiré.
-Ya voy.
Salí del coche y me quedé observando mi nueva casa. El jardín se extendía frente a mí indicando el camino de entrada, y subiendo las pequeñas escaleras te encontrabas frente a la puerta, bajo un porche que rodeaba la entrada de la casa. Cogí mi maleta y entré en ella. A mi derecha se encontraba la escalera, que subía hasta las habitaciones, y a mi izquierda se extendía el salón. Continué andando hacia la cocina, en la cual encontré a mi abuela, sacando algunas cosas de las cajas y colocándolas en los distintos estantes. Ella viviría con nosotros a partir de ahora, dado que la casa que tenía ya se le quedaba muy grande para ella sola.
-¡Hola! –la saludé alegremente.
-Hola, cielo –me dio un fuerte abrazo-. ¿Cómo ha ido el viaje?
-Bien, me he dormido prácticamente todo el trayecto, en cuanto salimos de Salem.
-¿Fuisteis a Salem?
Me pareció distinguir por un instante la misma expresión que mi madre y mi hermana habían puesto cuando cruzamos el pueblo.
-Nos desviaron.
-Por eso hemos tardado más –explicó mi madre que entraba en ese momento-. Samira, lleva tu maleta a la habitación y coge tus cajas.
Asentí y obedecí rápidamente. Subí la pesada maleta por las escaleras, y me dirigí hacia el cuarto que se encontraba al final del pasillo. Abrí la puerta y me encontré con mi nueva habitación, mucho más grande que la anterior. A un lado estaba el armario empotrado y a la derecha se encontraba la mesa de escritorio, completamente vacía en aquel momento. En el centro se hallaba la cama doble y al fondo estaba la ventana, formando un pequeño hueco que hacía de mi sofá particular. En ese momento, por la puerta que se encontraba junto al armario, y que unía la habitación con el baño, apareció mi hermana cargada con una caja.
-Esto es todo tuyo –me indicó dejándola sobre cama. Me miró mientras se sentaba-. Alegra un poco esa cara, que tienes la habitación grande. Yo como la mayor debería quedarme con este cuarto.
-Pero es mío –le repliqué con una pequeña sonrisa.
-Y después me echarás en cara que no soy buena hermana –se levantó de la cama-. Voy a seguir instalándome.
Salió por la misma puerta que había entrado, que comunicaba ambas habitaciones con el baño que teníamos para las dos, y empezó a sonar música desde su cuarto. Seguro que lo primero que había desempaquetado era su equipo de música. Bajé las escaleras de nuevo hacia el coche y cogí mis dos cajas. Subí, cargada, las dejé en el suelo de la habitación y empecé a desempaquetar las cosas, ahora con más alegría que antes.

Me tumbé de golpe en la cama una vez que hube vaciado la última caja, ahora ya me recordaba más a mi antiguo cuarto. A los pocos minutos Phoebe se unió a mí.
-Bueno, ¿estás lista para empezar en el nuevo instituto?
-No –contesté con desgana.
-¿Cómo que no? Puedes empezar desde cero, no ser la pardilla de clase.
Le di un codazo.
-Muy graciosa –repliqué sarcásticamente.
-Era una broma. En Boston no eras una pardilla y en este tampoco lo serás. Ya verás cómo luego le coges el gusto a estar aquí.
-Prefería la ciudad.
-Aquí harás amigos nuevos y preferirás el pueblo.
Me reí.
-Estás nerviosa por empezar, ¿no?
Asentí.
-Es que si el instituto no estuviera empezado, pero ya llevan un mes. No sé si será fácil adaptarme
-¡Chicas! –escuchamos la voz de mi padre desde el piso de abajo-. Si ya habéis acabado venir a ayudar aquí abajo.
-Ya vamos, papá –contestó Phoebe.
Se levantó, me agarró del brazo para que yo hiciera lo mismo, y ambas bajamos para acabar de desempaquetar todo. Ese era el plan, hoy tenía que estar todo establecido, mañana ya empezaríamos la rutina.

1 comentario:

  1. Eres muy buena escribiendo, ¡me encanta! :)
    Amy.
    http://miqueridodr.blogspot.com.es/

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